Baúles
Los Perritos de la Calle
Para donde miremos, en la vía pública, nunca faltan los bultos peludos caminando sin rumbo, “toreando” los vehículos y hurgando en las bolsas de residuos sólidos colocadas en las esquinas.
Para una mayoría de ciudadanos, primordialmente colimenses, el tema de los animalitos de compañía, perritos y gatitos, en situación de calle, es algo que no tiene importancia. Finalmente son animales, han de decir, como si se refirieran a muebles, cosas, objetos.
Mientras en nuestra vida diaria no demos la importancia debida a esta problemática, de animalitos callejeros muriendo de hambre, sed, insolación y enfermedades adquiridas -la Ehrlicchia, por ejemplo, provocada por las garrapatas-, todos los otros aspectos de nuestras relaciones con los humanos, nuestros semejantes, tendrán el sello de la indiferencia y el egoísmo.
La ausencia de solidaridad con los animalitos de calle es el reflejo de lo que somos como sociedad, como ciudadanos, donde nuestra conducta diaria es motivada, principalmente, por el espíritu egoísta de ser "primero yo, luego yo y al final yo”. Primero yo, y que ruede el mundo.
En nuestro país, de acuerdo con información confiable, hay más de 18 millones de perritos en condición de calle, esto es, por cada 6 mexicanos hay un perrito callejero. ¿Cuáles son las causas? Primera: la visión que tenemos de la vida, relacionada con los animales de compañía, concebidos, en muchos casos, como meros adornos del hogar, a los que se puede tirar como muebles viejos, de ahí que muchos animalitos, sobre todo de raza, son regalados en cumpleaños y, cuando ya se enfadaron de ellos, los abandonan en la calle; segunda, la ausencia de políticas públicas de fondo, que atiendan dos acciones vitales: adopción y esterilización; tercera, información y campañas permanentes de concientización.
Hay grandes pendientes entre los seres humanos: atender a niños de la calle, adultos mayores en el abandono, pobreza, deserción escolar, muertes de seres humanos por causa de enfermedades curables; pero la diferencia, con los humanos, es que los animalitos en desgracia, en las calles, no pueden hablar ni extender la mano, para decir que tienen hambre o que sufren.
Si empezamos por visibilizar esta problemática de los animalitos callejeros, la mayoría por causa de abandono por parte de quienes alguna vez fueron sus amos o dueños, estaremos dando un gran paso hacia la solidaridad con nuestros semejantes, humanos, con relación a sus problemas y necesidades.
Hay quienes aseguran que ser animalista es una moda. Yo diría que, si es moda, ojalá nunca deje de serlo, porque es un trabajo de largo plazo, el de ver por todos esos seres peludos que deben contar con espacios dignos.
DEL BAÚL DE LOS RECUERDOS
QUE ANIMALISTAS SE HAGAN CARGO DE LAS PERRERAS MUNICIPALES. Hace unos días me encontré con mi amigo Felipe Cruz Calvario, hoy candidato de MC a la Presidencia Municipal de Villa de Álvarez. Nos saludamos con el afecto de siempre y le comenté sobre algunas experiencias que he tenido con perritos que he recogido de la vía pública, y de las adversidades a que se enfrentan rescatistas que, en realidad, tienen albergues con decenas o cientos de animalitos. Me dijo que, si es alcalde, él pondrá en marcha un nuevo programa de trabajo en esa dirección, donde sean organizaciones rescatistas las que se encarguen de conducir las instalaciones de control canino, porque las personas rescatistas son las que saben cómo se debe tratar a los animalitos que han sufrido en calle. Ojalá que los otros candidatos a las alcaldías tomen en cuenta este asunto.
EL COLOR EN EL DEBATE. Como es costumbre en la dinámica del rumor y el chacoteo, desde anoche, el tema del primer debate presidencial ya está circulando en redes sociales, Y es la ocurrencia del “Bronco”, consistente en cortarles las manos a los delincuentes. Las propuestas de fondo se diluyeron, con semejante vacilada.