Tarea Política
LA PISTA DEL DINERO
El negocio de comprar parcelas ejidales o propiedades rurales a través de terceras personas a su precio de mercado para cobrárselas a los colimenses a otro muy superior, no es práctica nueva del Gobierno del Estado. Para no ir muy lejos, en el de Mario Engaños hizo su agosto Rafael Gutiérrez Villalobos. En estas maromas ganan los “corredores” pero mucho más los funcionarios involucrados que con información privilegiada se llevan siempre la tajada del león. Ahí están como ejemplo de ello también las operaciones inmobiliarias con dinero público de los ahora latifundistas urbanos ex gobernadores Elías Zamora Verduzco y Fernando Moreno Peña, con sus respectivas gavillas.
Un atraco más a los paganos colimeños es la opaca triangulación hecha por José Ignacio Peralta y su truculento Secretario de Planeación y Finanzas, Carlos Noriega García, de las 63 hectáreas de terreno ubicadas en el ejido Piscila (a la altura de Loma de Fátima) para su posterior entrega en donación gratuita a la Secretaría de la Defensa Nacional que en ellas construirá sus nuevas instalaciones militares. Casos emblemáticos de corrupción de gobiernos estatales son los terrenos de Miramar y aquellos del cuento de la instalación de enorme planta embotelladora de cerveza.
El problema no es la donación en sí misma ni se cuestiona en absoluto la actuación de la SDN que ninguna vela tiene en el “negocio” que les permitió a los líderes de la pandilla peraltista, los mismos que le pegaron con fe al bailazo de la corrupción en la maroma de los terreno de “La Campana”, por ejemplo, embolsarse, calculan los enterados, unos 600 mil pesos por hectárea. Lo que calienta al respetable es el descaro con el que lo asaltan en lo poblado.
“Una persona”, con gran visión, conjuntó las parcelas 332 Z-1 P3/3, 333 Z-1 P3/3, 334 Z-1 P3/3, 337 Z-1 P3/3 y 338 Z-1 P3/3 por las que pagó, máximo, unos 19 millones de pesos, no uno como alega el diputado plurinominal panista que nunca le atina a la olla, Luis Huberto Ladino Ocho, para unos pocos meses después vendérselas al muy corrupto gobierno de José Ignacio y Carlos dizque en 58 millones de pesos. Si de verdad la bancada panista quiere aclarar paradas, debiera empezar por seguirle la pista a los cheques, billetes y pesos (cherchez l’ argent) que salieron de las cuentas bancarias de “una persona” hacia las de cinco ejidatarios picileños; también, la de los que fluyeron de las arcas estatales hacia las de esa “una persona”.
La podredumbre en la cueva de Alí Babá García Noriega apesta tan fuerte e intensa que llega a leguas del Complejo Administrativo del Gobierno del Estado, sin que los múltiples órganos de control existentes en la entidad se den por enterados porque miran hacia otro lado, son sus viles tapaderas en todas sus trapacerías: moches, entres, comisiones o retornos. Nachito y Carlitos aguantarán vara unos cuantos días, tres o cuatro semanas, y luego a otra cosa mariposa. Desde que en mala hora para el aguantador pueblo de Colima lo gobiernan quienes le prometieron felicidad y seguridad, en lugar de cumplirle, se han dedicarlo a robarlo. Si los electores colimenses llegan al domingo 01/07/2018 con un poco de memoria, les cobrarán en las urnas a los candidatos de PRI todos los agravios que les han hecho Peralta y Cía.
El descaro de los nuevos millonarios José Ignacio y Carlos es tal que ni prestanombres utilizan para ocultar sus crecientes propiedades que superan ya a las que le atribuyen al milagroso arbolito. Sin rubor alguno recolectan lo que creen que por derecho divino les pertenece. El primer tramo de la nefasta administración peraltista ha sido el de Hidalgo. ¡Y siguen bastos¡ Este gobierno ha resultado igual de corrupto que los dos inmediatos anteriores, pero mucho más burdo, desaseado y cínico que ellos para robar.
EL ACABO
Al titular número tres de la Secretaria de Salud y Bienestar Social en lo que va del infeliz e inseguro gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez, Miguel Becerra Hernández, cuando no le llueve le llovizna. En los dos meses que lleva en el cargo al que llegó recomendado por Pedro “El más priista de los panistas” Peralta Rivas, nada ha podido hacer para tan siquiera paliar la falta de medicamentos y material de curación, la inoperancia del equipo hospitalario, la cancelación de cirugías programadas, la suspensión del servicio de cancerología, las protestas del personal y la informidad de los pacientes a punto de un severo ataque de pánico.
En martes anterior se le reventó el barzón al secretario que no da pie con bola. Por su imperdonable falta de previsión, los hospitales y centros de salud de las tres jurisdicciones sanitarias de la entidad se quedaron sin el crucial servicio de laboratorios porque el proveedor de los mismos fue sustituido por otro “patito” pero presto a mocharse, ante lo cual recogió equipo y sistema informático dejándolos sin capacidad de respuesta ante la demanda de pacientes y personal médico. Desde luego que la prensanachoperalta@mail.com no informó del grave desaguisado. ¿O sí?
La imperdonable suspensión de tan vital servicio es responsabilidad del titular de la Dependencia, Miguel Becerra Hernández, y del multicitado Secretario de Planeación y Finanzas, Carlos Noriega García. Ambos aprovecharon la terminación del contrato con el proveedor para cambiarlo por otro “más colaborativo”, pero no prepararon la transferencia entre ambos y por su mal cálculo los trabajadores de la salud y su clientela están pagando las consecuencias. Una mancha más al ya muy moteado tigre.