Vislumbres
EL LLAMADO. –
La noche del 12 de junio, al terminar el tercer debate de los candidatos presidenciales, AMLO salió a un espacio que ya le tenían dispuesto sus ayudantes y, tomado de la mano de su mujer, se dirigió a los medios y a los electores con las siguientes palabras: “[Ya] concluyó esta etapa, mañana iniciaremos los cierres… Nos fue muy bien en este debate. Salimos airosos… Debemos seguir consolidando nuestra organización. Defender los votos… Estoy seguro que no sólo vamos a ganar la presidencia, ganaremos el Congreso, gubernaturas, presidencias municipales… [Por eso] estoy llamando a todos los ciudadanos, con respeto a la libertad de sufragio, para que se vote parejo por los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia… Que no haya un voto diferenciado porque éste [que les pido] es un voto para la transformación del país, porque si no se tiene la mayoría en el Congreso, ahí se van a ir a refugiar los representantes de la mafia del poder para impedir que se lleven a cabo los cambios que necesita el país, para sacar a nuestro pueblo de la crisis en que lo han metido los malos gobiernos”.
Un llamado previsor que nos tomó a muchos por sorpresa, pero que cuando se analizó y se calcularon sus implicaciones, llevó a ciertos “intelectuales orgánicos” a sugerir que de ningún modo convendría darle al futuro presidente una mayoría en el Congreso, para evitar, según ellos, que se pudiera instituir una nueva dictadura.
Pero varios millones de electores entendieron mejor lo que aquel llamado implicaba, y el domingo primero de julio emitieron el voto parejo.
LAS CONSECUENCIAS. –
Nadie imaginó, sin embargo, la cantidad de paisanos que se habrían de precipitar sobre las urnas con esa consigna por delante, y aun cuando ya estaba previsto que el tabasqueño superaría más o menos ampliamente a sus competidores, no hubo nadie que supusiera (ni siquiera él) que la respuesta de sus simpatizantes abiertos y sus seguidores encubiertos fuese del tamaño que fue, ni que terminara arrasando a los más grandes partidos tradicionales, dejándolos con la boca abierta de asombro, en calidad de damnificados.
AMLO ganó como candidato en 31 de las 32 entidades de la república, y ayudó a ganar un gran número de diputaciones federales y casi la totalidad de las del senado.
Otro gran logro de su coalición fue que sus candidatos triunfaron en cinco de los nueve estados en los que hubo elecciones locales concurrentes, dejando, ¡oh gigantesca sorpresa!, por primera vez en la historia al PRI, sin un solo triunfo en las elecciones para gobernador.
OTROS EFECTOS IMPREVISTOS. –
Hubo otro detalle que nadie pudo prever: me refiero al triunfo de numerosos candidatos de Morena, PT y el PES en las posiciones que conciernen a las alcaldías y las diputaciones locales de las ya mencionadas elecciones concurrentes.
En este sentido, si la famosa “ola Fox” hizo encaramarse a muchos candidatos desconocidos a varias posiciones federales, el hoy llamado “tsunami AMLO”, no sólo arrastró al triunfo a candidatos y candidatas que virtualmente habían entrado “de relleno” a completar las listas de Morena, el PT u el PES para diputados federales y senadores en sus respectivas entidades; sino que catapultó a muchísimos de los que acabaron rellenando también las listas de los candidatos a las alcaldías y a las diputaciones locales que no siquiera intentaron hacer campaña. Como, sin ir más lejos, ocurrió, en algunos casos, en nuestro querido estado.
En estas circunstancias quedaron, “mordiendo el polvo” y derramando litros de bilis, poderosos ex candidatos del PRI, del Verde y del PAN a los que se había visto como los mejores prospectos para ganar, pero que, como dije, fueron vapuleados a fuerza de votos por ese gentío que, sin meterse casi nunca en la política, los había conocido y sopesado muy bien, y decidió, en masa, borrarlos del mapa electoral, o enviarlos al archivo muerto.
LOS EMPECINADOS. –
Si hay algo que caracterice al hoy candidato presidencial ganador es su terquedad, su empecinamiento, sus ganas de convertirse en presidente de la república. Y casi sólo eso explica el hecho de haber triunfado en una contienda que para él sólo tendría dos destinos: O irse al Palacio Nacional en caso de ganar su tercera elección, o irse derechito a “La Chingada”, como dicen que se llama un rancho que tiene allá por Palenque, Chiapas.
Pero él acaba de reconocer que, si bien es terco, persistente, su triunfo se lo debe a otros casi tan tercos y persistentes como él, quienes, habiendo creído desde hace 18 años (o más) en su proyecto, decidieron acompañarlo siempre y no cejar en la lucha que habían emprendido desde los tiempos en que el líder moral de todo esto era Cuauhtémoc Cárdenas.
Así, en este tenor, tendríamos que ubicar, por ejemplo, aquí en Colima, a Vladimir Parra, un valecito que, siendo hoy todavía muy joven, se convenció de López Obrador casi desde cuando era adolescente; y a Sergio Jiménez Bojado, un ya muy antiguo luchador social, que desde 1988 ha venido actuando en ese mismo rumbo. Siendo ambos, en ese orden, los dos presidentes estatales que ha tenido Morena en Colima. Mismos que no obstante haber padecido serias dificultades económicas, severas dificultades logísticas y ciertos liderazgos que los confrontaban, ahí estuvieron, cada cual en su tiempo, tratando de mantener el movimiento.
Sospecho que Sergio Jiménez, actual presidente estatal de Morena, tampoco llegó a soñar con que, empujados por el “efecto Peje”, lograran lo que lograron sus candidatos, ni que se apropiarían de 15 de los 16 distritos electorales de mayoría y de todas las alcaldías de la costa colimota. Pero ésa es hoy la realidad política, y ese triunfo (en mínima parte si se quiere) también se le debe a él por haber sido casi tan terco y persistente como AMLO.
LOS ENTRISTECIDOS. –
Cuando alguien gana es evidente que alguien pierde, y así volvió a suceder. Sólo que ahora ganaron muchos que “no tenían posibilidades” de triunfar, y perdieron otros que jamás soñaron con que podrían perder.
Sabemos, en consecuencia, que hay varios ex candidatos que, formando parte de la mafia del poder a nivel local, están más compungidos que un intestino con diarrea y pujos, pero a los que no les queda otra sino apechugar, como tantas ocasiones tuvieron que hacerlo muchos de los candidatos opositores que ansiando verdaderamente el cambio, lucharon en elecciones pasadas y resultaron víctimas de fraudes electorales perpetrados por esa mafia para arrebatarles sus triunfos.
Dentro de los muy nuevos perdedores están algunos individuos que pertenecen a la casta dorada del PRI, y algunos de los que forman parte de la cúpula sacrosanta del PAN. Les toca llorar su derrota o ponderar con realismo y un fuerte sentido de autocrítica (si lo tienen) qué es lo que hicieron bien y qué es lo que hicieron mal, para estar hoy en donde están.
LAS CONFORMACIONES. –
Los resultados que han publicado hasta hoy, nos dan pie para vislumbrar cuál será la conformación de las dos cámaras a nivel federal, y de las correspondientes a las 9 entidades en donde hubo elecciones para diputados locales.
Gracias a ello, algo muy claro es que Morena tendrá mayoría en el Congreso Federal, y que lo mismo, pero en forma más apabullante, sucederá en el local de Colima.
Datos que nos hacen prever que AMLO tendrá grandes posibilidades de impulsar los cambios que considere necesario hacer a nivel nacional; mientras que, por el contrario, JIPS en Colima se enfrentará a un Congreso totalmente opositor. Una realidad con la que jamás se había encontrado un gobernador emanado del PRI. Una realidad que, si la vemos por el lado más positivo, lo pondrá a prueba para que luzca la posible brillantez que tenga escondida, o para que, como lo ha hecho hasta hoy, siga enseñando el cobre.