Resoluciona: ¿Cómo haces cosas en la vida?
¿Cómo haces cosas en la vida?
¿Cómo el clásico político mexicano de los últimos gobiernos fijándote un objetivo de ganancia individual y simulación social para hacer lo que quieres, padezca quien padezca?
¿Cómo el que histéricamente se siete víctima siempre achacando a que el otro le hace ser infeliz y sufrir?
¿Cómo el que paranoicamente se impone en toda situación?
Sí, damas y caballeros, la forma “normal” de hacer cosas en la vida, desde las más insignificantes a las más importantes son por vía de la simulación, la victimización y la paranoia.
Te lo expongo en tres fórmulas del uso cotidiano:
1era. La gente aplaude la frase “no hagas cosas buenas que parezcan malas”, esto es el néctar de la simulación, cuando lo loable sería… ¡haz cosas buenas aunque parezcan malas!
2da. “Nadie me comprende”, pues la víctima es un paranoico fracasado que no logró pavonearse y por eso mejor se pone histérico para de esta forma con la imagen de “pobrecito” sentirse reconocido por los demás.
3era. “A hora resulta que las aves le tiran a las escopetas”, termina diciendo el grandilocuente paranoico fracasado que no logra ser víctima porque busca al otro para restregarle en su cara que él es el que sabe, el que puede, el non plus ultra de la reunión. Y es una persona muy sufriente que ocupa de estar pisando a otro para calmar su ansiedad.
Tenemos una cultura donde estas tres “gracias desgraciadas”, simulación, paranoia y victimización permean la mayoría de nuestras acciones, por algo en informes reiterativos de la ONU sabemos constantemente que estamos viviendo en sociedades que pese al desarrollo tecnológico y científico no logramos solucionar el problema del hambre, la pobreza y la violencia.
Concretamente, en el trasfondo de lo que hacemos hay: un motorcito simulador, otro motorcito opera haciéndonos sentirnos víctimas para que así nos vean y otro que requiere humillar para así sostenerse alabándose a sí mismo.
Y cuál es el origen de esta conflictiva manera de hacer las cosas…el paradigma de vivir desde afuera donde siempre algo o alguien nos dirá si estamos bien o mal y quien se quiera salir de esta situación así le ira.
¿Y qué es eso de vivir desde y para afuera?
Es el paradigma de que todo se resuelve desde el otro. Y damos por sentado que lo que hay que cambiar es lo de afuera como si nuestra subjetividad fuese intocable y que por lo tanto si uno es de una u otra manera es asunto de suerte.
Y se llega a esta fijación psíquica:
Ante una pregunta que me inquieta yo digo todo depende de lo que me diga la ciencia, otros dirán lo que me diga la política, otros dirán lo que me diga la economía y uno más, lo que me diga la religión.
La cosa es que lo de afuera es quien guía y esto es una forma de idolatría.
Muy diferente es utilizar la argumentación de la ciencia, el recurso de la política, el recurso de la economía y hasta de la religión como conjuntos de información que uno es quien les maneja para uno provocar sentido propio y no para adaptarse a sus reformulaciones, entonces estaríamos hablando de que uno mismo genera su propio paradigma co-creando realidad desde lo íntimo y aunque compartimos nuestra existencia en estos 4 sistemas que convencionalmente forman el paradigma de lo externo, uno requiere hacerse de su propio paradigma a partir de reconocer nuestra pobreza espiritual, psíquica y energética, que bien puede ser a través de nuestro rasgo de carácter para iniciar modificando nuestra manera de percibir, pensar, emocionarse para que de esta forma nos proyectemos al mudo externo social con un mínimo de coherencia personal, ya que un cambio profundo es de adentro hacia afuera.
La guerra es contra el sí mismo, pero no la de sangre y aguardiente contra el otro social.
* Atención terapéutica, cursos y talleres al 3121948753