Resoluciona: Serenidad Certeza y Alegría
Serenidad Certeza y Alegría
La inteligencia de cuya etimología latina se perfila el leer entre líneas, uno se pregunta para qué leer entre líneas, en esto hay dos cosas:
Para resolver y para sostenerse. Quien resuelve dando en el blanco es quien se sostiene en su propia armonía.
El mero intelectualismo no significa ser inteligente sosteniéndose y resolviendo porque se restringe al manejo de datos y su enunciación. El intelecto puede operar en gran desarmonía, a pesar de la cantidad de información de que dispone.
Tenemos una gran cantidad de personas que cultivando el mero intelecto, que es una especie de resolver en teoría pero sin sostenerse a sí mismo, sin comprensión, matan, violan, son deshonestos consuetudinarios, viven sufrientes. Aquí tenemos académicos, amas de casa, trabajadores, estudiantes de Harvard, políticos ni se diga, escritores, inventores, sacerdotes, pintores, médicos y bueno paremos la lista, el chiste es que su manera de afrontar la vida resolviendo y sosteniéndose no lo ejercen, se centran más en acumular datos pero no se re-organizan internamente en sentido de generar con estos datos coherencia, armonía, experiencia de vida con sentido, no miran hacia adentro y la propuesta con que se arrojan al mundo es de que adentro no hay nada que resolver porque “uno es como es” (el ser lo susbsumen al capricho del ego-personaje- ;dogma de vida) y su constante en el sentir es el estado de atacar o huir (ansiedad) y esta es la restringida práctica que tienen con los datos por lo que viven sin inteligencia, solo intelectualidad.
La inteligencia resuelve en dignidad, “sentirse digno” con valor lo que a su vez proyecta estados de armonía al interior del cuerpo, del cerebro, del propio campo energético en que uno se constituye.
De esta forma uno alimenta, nutre su serenidad y no la deja a la “suerte”.
Como cuando llegas a comprar fruta y la empleada malhumorada no atiende en cortesía por lo que respondes reactivamente, sin inteligencia, te has dejado atrapar de su realidad y así te sales de la tienda o también, la energía del malhumor te atrapo y ya te predispones a actuar en desarmonía hacia ti mismo y hacia el otro, por lo que ya estás generando enfado, hostilidad y no te percatas de que a quien ya estás ofendiendo es a la bioquímica de tu propio cuerpo, luego uno se queja de enfermedades por venir. Esto es un episodio nada inteligente.
Lacan diría que “el otro me hace a mí”, sí pero hasta que tú mismo decides separar las aguas, lo que sí del otro y lo que ya no con tal de sostener tu propio equilibrio personal.
La naturaleza, las piedras, las flores, los ríos, el sol se sostienen en su propia inteligencia porque así resuelven mantener su función, su manifestación y en el fondo de cada objeto, no solo de lo que conocemos como vida orgánica está toda una estructura de orden cuántico o de posibilidades que hace, por ejemplo que la roca sea roca y para eso esta interacción cuántica de partículas, de fotones, inherentes a la roca, están en una disposición armónica que por cierto es el humano quien tiende a transgredir su propia integridad de ser inteligente, pues al perderse entre los excesos del placer o el sufrimiento por no aceptar el dolor natural, rompe con su armonía, su inteligencia y así en esta tónica genera sistemas de vida con harto malestar y por lo tanto la cultura reproduce ansiedad y violencia.
Por cierto, en el humano la inteligencia implica mayor interconectividad entre el cerebro, el cuerpo y el corazón, este último es quien presenta el campo electromagnético más fuerte.
Por otra parte, si vemos al cerebro como un ente aislado de la naturaleza, del universo, tenemos un montón de manuales médicos que nos hablan de esta concepción aislada del funcionamiento del cerebro respecto a la inteligencia, y qué bueno que existe, pero también podemos ver al cerebro desde un orden más amplio, tan válido como el tradicional que se enseña en la medicina convencional, este enfoque diferente obedece más a una perspectiva holofractal (totalidad desplegable, pero no fragmentada) donde el cerebro es una antena que interactúa con las fluctuaciones del vacío con la información presente desde el nivel cuántico hasta el orden de las estructuras microtubulares (ver Penrose y Hameroff). En esta medida converge la red de células cerebrales junto con los supercúmulos de galaxias en el universo, ya que todo está interconectado (ver agujeros de gusano).
Lo anterior nos lleva a su vez a la experimentación de la conciencia como una interconexión con el orden de la información sobre cada punto del espacio y en cada punto de nuestro cuerpo.
Por último educar-nos para hacer sentir la serenidad, certeza y alegría es una manera de empoderar nuestro potencial para generar la vida social desde la armonía de nuestra geometría que socialmente se traduce como convivencial donde el margen de la insatisfacción y el dolor se mantienen casi en cero y así podemos crear una sociedad con seria pretensión democrática y cósmica. Trascendente al capricho del ego-personaje.
* Atención humana y terapéutica al 3121948753.