top of page

Vislumbres: Semana Santa


CUESTIÓN DE FE. –


La conmemoración de la Semana Santa no tiene ningún sentido si no se toma en cuenta el tema de la redención; del latín redemptio, que significa e implica la acción de rescatar algún cautivo o liberar a un esclavo. Pero ¿somos cautivos nosotros o estamos esclavizados, y somos, por ende, sujetos de redención?


Si nos autoanalizamos tal como vivimos, si repasamos la historia de la humanidad y si observamos a la mayoría de quienes nos rodean, muy bien podríamos asegurar que, en la medida, tal vez, de que creemos ser hombres y mujeres libres, no requerimos redención alguna. Por lo que consecuentemente la idea de tener un salvador, un liberador, un redentor, carecería de base y no tendría ninguna necesidad.


Una vez que arribamos a esta conclusión, creer que “Jesús es nuestro salvador” tampoco tendría ningún sentido porque ¿de qué nos habría él que salvar si somos hombres y mujeres libres? Entonces ¿por qué festejar su nacimiento y recordar su crucifixión y muerte?


Si no nos planteamos esa pregunta, o si nos la planteamos, pero no alcanzamos a responderla con alguna claridad, el asunto de la redención, derivado del nacimiento y el sacrificio de Cristo carece también de toda lógica. ¿Por qué insistimos, entonces, en conmemorar así sea muy superficialmente la Navidad y la Semana Santa?


En una variable totalmente carente de fe, los festejos navideños y las conmemoraciones de la Semana Santa quedan reducidos hoy a simples oportunidades para reunirnos, viajar y participar, si se quiere, en “el reventón”, como suelen decir algunos muchachos, pero ¿es ése su único sentido? Y ¿es esa su única explicación? ¡Por supuesto que no! Pero para intentar otras respuestas y encontrar otros sentidos nos tendríamos que ubicar en un orden diferente de ideas y en otro ámbito de la realidad, al que los religiosos denominan “plano de lo trascendente”. Y que no es otro sino aquel en el que miles de millones de individuos de todos los tiempos han tratado de ubicarse para descifrar el porqué de nuestra existencia y la razón de nuestra vida, ya que muchísimo más allá de nuestros momentos de distención, relajo o revuelo, hay ocasiones en las que, estando muy solos, o estando enfrentados al fallecimiento de algún ser querido, no hay ser humano que no se pregunte el porqué del dolor, de la soledad, de la enfermedad, la vejez y la muerte. Pudiendo atisbar en esos instantes que hay algo mayor y mejor que nosotros y que, según se concluye, nos hizo venir al mundo. Porque eso es algo, indudablemente, que ni nosotros, ni nuestros padres pudimos decidir.


LA POSIBILIDAD DE QUE DIOS EXISTA Y SE RELACIONE CON NOSOTROS. –


Al asumir o confrontar esa certeza captamos que es muy posible, en consecuencia, que exista un ser superior capaz de crear al mundo y nos comenzamos a inquietar porque, con el sólo hecho de estar planteándonos dicha posibilidad, nos estamos dando cuenta de que, pese a nuestras evidentes limitaciones y bajezas, de algún modo difícil de explicar somos capaces de percibir lo ilimitado. Y así nos introducimos al tema de la relación hombre-Dios o viceversa.


Pero al introducirnos en estos asuntos ya no estamos moviéndonos en un plano meramente terrenal, sino en otro que desconocemos pero sospechamos, que consideramos posible o que nos fue revelado precisamente por esa voluntad desde el momento en que asumiendo la forma de una zarza que ardía sin quemarse, le dijo a Moisés “Yo soy el que soy” (Éxodo 3,14), y le dio el poder para ir a Egipto a liberar al pueblo cautivo de Israel de manos de los faraones.


La expresión “Yo soy el que soy” no es cualquier cosa, porque nos indica que, a diferencia de nosotros y de todos los componentes del Universo, Él, así con mayúscula, no es creatura sino Creador. Un ser in-o-ri-gi-na-do y por ende, eterno, infinito, omnipotente ¿Pero hay algún ser capaz de ser por sí mismo, y capaz de crear todo lo demás?


Hace muchísimos años, cuando estaba este redactor en el Seminario, un gran filósofo chihuahuense, originario de Parral, que coincidentemente era tocayo mío, porque se llama (o llamaba) Abelardo Baylón, nos mostró un pequeño libro atribuido a San Buenaventura (teólogo y filósofo franciscano, nacido en Italia en el siglo XIII), en el que, tocando precisamente el tema que hoy estamos abordando, afirmaba que Dios es, por definición, “aquello más grande de lo cual nada puede pensarse”, y que el solo hecho de que los hombres pudiésemos llegar a tener ese pensamiento era, de por sí, una especie de revelación, aunque fuese de carácter primitivo y no nos diese señal alguna del modo del ser de Dios.


De conformidad con San Buenaventura, esa especie de revelación (o intuición, si se prefiere decirle), se nos da en algún momento a todos los seres humanos, y Dios es, por eso, “lo único de todos conocido”.


LA HISTORIA DE LA SALVACION. –


Al hablar de la creación, y del surgimiento en ella de una humanidad limitada pero capaz de percibir la ilimitada existencia de Dios, entramos de lleno a “la historia de la salvación”, a la que tanto hacen referencia todas las iglesias derivadas del judaísmo. Una historia en la que se hacen presentes, de manera evidentemente simbólica, Adán “el primer hombre”, Eva, “la primera mujer”, quienes a pesar de sus limitaciones ambicionaron (fueron “tentados por la serpiente”, dice La Biblia) asemejarse a Dios en cuanto corresponde a querer saber todo lo que se refiere “al bien y al mal” (Génesis, 3,4-5). Ambición y desobediencia que les implicó la expulsión del famoso Paraíso Terrenal, donde supuestamente disponían de todo para ser felices, para tener que buscar después, como castigo proporcional a su falla, la gracia perdida, mediante el esfuerzo agotador y el trabajo diario, enfrentando la soledad, el cansancio, la depravación y todas las malas consecuencias que se habrían derivado de querer ser como Dios. Castigo, sin embargo, que no habría de ser para siempre porque casi de inmediato surgió la promesa de que un día tendría que nacer un hombre capaz de doblegar al tentador. Un hombre que siglos más tarde también sería anunciado por los profetas, y que, de conformidad con Isaías (7,14), habría de nacer de una doncella: “He aquí que una virgen concebirá y dará luz a un niño al que le pondrá por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios con nosotros”. Un hombre, sin embargo, que también habría de sufrir, de sacrificarse para que todos los demás miembros de la humanidad pudiesen tener la posibilidad de reencontrarse de nuevo con su Creador; tal y como se puede aún leer en uno de los oráculos revelados a ese mismo profeta, donde siete siglos antes de que naciera Cristo, aparece, sufriente, prefigurando el Calvario: “Y yo no me resistí, ni me hice atrás. Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mi mejilla a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos” (Is., 50,6). Haciendo un increíble adelanto de lo que Jesús padecería en el Camino de la Cruz, con rumbo al Gólgota: “Creció como un retoño delante de nosotros […] no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores […] y no le tuvimos en cuenta… Con todo y que ¡eran nuestras dolencias las que él llevaba, y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros lo tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas” (Is., 53, 2-5). Todo ello para que se pudiera cumplir la promesa empeñada a los primeros hombres y pudiera anunciar el profeta: “El espíritu del Señor Yahvéh está sobre mí, por cuanto me ha ungido, y me ha enviado a anunciar la buena nueva a los pobres, a vendar los corazones rotos, a pregonar a los cautivos la liberación, y a los reclusos la libertad; a pregonar un año de gracias de Yahvéh […] a consolar a todos los que lloran”, (Is., 61, 1-2). Texto, por cierto, al que San Lucas, el evangelista, hace una intensa alusión, cuando habiendo sabido, por testigos, que Jesús lo había leído en público un sábado en la Sinagoga de Nazaret, provocó una primera reacción de rechazo del Rabino y sus correligionarios hacia su persona por la frase final que agregó, y que cito aquí para que se vea cómo Jesús, con toda claridad y contundencia advirtió a sus paisanos que lo que aquella profecía había anunciado se cumplía cabalmente en él mismo: “Jesús vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías, y desenrollando el volumen halló el pasaje que dice: ‘El Espíritu del Señor sobre mí porque me ha ungido’ [… luego, al terminar] Enrollando el volumen lo devolvió al ministro y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó pues a decirles: ‘Esta escritura que acabáis de oír, se ha cumplido hoy’ Y todos estaban admirados de las palabras […] que salían de su boca.


“Y decían: ‘¿No es este el hijo de José?’ […] Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron afuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte […] para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos se marchó”. Para continuar con su ministerio, que con ese acto público había iniciado.


CONCLUSIÓN. –


Si todos estos anuncios y todas esas historias son ciertos, nos dan suficientes motivos para celebrar las navidades y conmemorar las Semanas Santas, aunque no quepan en el orden estricto de la lógica y nos hagan movernos en una simple (¿?) pero muy profunda cuestión de fe. No obstante reconocer, con cierta tristeza, que hay muchísimas personas en estos días que no tienen (o no tenemos) a Jesús presente en tales fiestas y celebraciones.


Aviso Oportuno

Cuartos en Renta, Villa de Álvarez

Cuartos en Renta, Villa de Álvarez

Casa en venta, Villa de Álvarez

Casa en venta, Villa de Álvarez

Residencia en venta, Villa de Álvare

Residencia en venta, Villa de Álvare

Se vende Hyundai, Verna 2005

Se vende Hyundai, Verna 2005

Chevrolet Prisma 2016

Chevrolet Prisma 2016

Sentra 2005, Manzanillo

Sentra 2005, Manzanillo

Toyota Cambri 2016

Toyota Cambri 2016

Cambio por Tsuru, Colima

Cambio por Tsuru, Colima

1/13
1/493
WhatsApp Image 2024-11-05 at 11.01.29 AM (2).jpeg
organon_Mesa de trabajo 1.jpg
WhatsApp Image 2024-11-05 at 11.01.29 AM.jpeg
WhatsApp Image 2024-11-05 at 11.55.08 AM.jpeg
bottom of page