Resoluciona: Espiritualidad…para qué
Espiritualidad…para qué.
Porque nos apegamos a una referencia de identidad o filia la espiritualidad y la materialidad resultan un desastre.
La peor espiritualidad es la que rechaza lo material y la peor materialidad es la que ignora la espiritualidad.
Lo que usted considera moral, que le agrada, simplemente con lo que sí se identifica, o lo que otros le hacen creer termina siendo la versión conflictiva en que, usted, se atrapa ya sea rechazando con repudio y le etiqueta de “lo que para mí es malo” o bien reteniendo y venerando con la etiqueta de “lo que para mí es bueno”.
En otras palabras, la identificación de su ego-personaje con lo que acepta y lo que no acepta, a usted, le coloca en posición de vivir en desastre la espiritualidad y materialidad.
Por una parte, el sistema de iglesias se apropia de lo espiritual y es solo a través de un representante eclesiástico quien autoriza o desautoriza el sentimiento de lo espiritual que desde ellos se traduce, en perspectiva muy colonizadora, como culto a un ser divino que protege y juzga la condición de nuestro comportamiento humano, a su vez la familia se encarga de reforzar este sentimiento.
Por otra parte, la materialidad está más amarrada a lo concreto, repetitivo y grotesco agarrándose del estatuto de la ciencia con la frase “está demostrado” y así vomitan toda amenza “espiritual” por verla como una hipocresía quienes desde su desesperanza o ánimo a la baja perciben éstos que se sienten materialistas. También se cuelgan del estatuto de la política asumiendo el sentimiento de que todo es injusto y del estatuto de la economía que en la práctica se vive como mera supervivencia ajena de cualquier gracia.
Ordenemos la espiritualidad y materialidad.
Lo espiritual se inicia cuando va más allá de lo evidente e inmediato, por ejemplo si usted está frente a una persona malhumorada y se percata de que se ha contagiado de tal mal humor y decide en la observación de sí mismo percatarse de cómo se procesa su inercial respuesta de sentirse malhumorado, entonces ya está en un proceso de percepción que no es normal porque Vicente y toda la gente no están educadas para hacer este ejercicio introspectivo de dirigir la mirada al interior y ver cómo se desenvuelve nuestro pensar y sentir reactivo.
Impulsar más el desarrollo espiritual
Si persistimos en este tipo de práctica de autodiagnóstico, de reconocimiento de nuestra debilidad, entonces podremos pasar a la práctica de no permitir que el malestar del otro me afecte y uno mismo expresar un sentimiento; emoción, sensación y pensamiento que a uno convenga en el sentido de no identificación con lo que abruma del otro y la puesta en marcha de lo que uno quiere expresar para bien de uno y ecología emocional del otro y la situación.
La espiritualidad sincera apunta al éxito material
Esto es que en cada cosa que hagamos y a las personas a las que nos dirigimos hacerlo desde nuestra percepción cuidada y no percibir desde la creencia de que “así es la condición humana” que luego uno traduce como “ así soy, así me hizo dios, así me hizo el gobierno, así me hicieron mis padres.
Reconocer la condición humana.
Mirar nuestro potencial y debilidades es iniciar la batalla ética, la guerra contra el sí mismo o ego-personaje al cual no hay que rechazar pero si educar y montarlo desde uno como Observador percibiendo desde una plataforma de conciencia que ya empieza a salirse del paradigma de percibir desde lo inculcado y atrozmente limitado.
La meta de la espiritualidad
El propósito de la espiritualidad es aprender a manejar nuestro ego-personaje para regular la actividad caprichosa de lo que como excusa uno alude a “es que es la condición humana”. Sentirnos de ser Observador y percibir el mismo proceso del ego-personaje y vaivenes del pensamiento es iniciarse en el camino de transformar la percepción para ejercer una materialidad grata, coherente, convivencial, exitosa. Espiritualidad y materialidad integradas, así como la mejor luz requiere de una buena sombra.
¡Cuidado!
No apegarse a modas o técnicas “espirituales” dejar de comer carne, afiliarse a un sistema de yoga, a un movimiento artístico no implica espiritualizar su vida necesariamente, de hecho puede traerle más desgracia, el asunto es que cualquier técnica, o estrategia que se tenga para integrar espiritualidad y materialidad siempre contemple el ir más allá del capricho del ego-personaje y esto no es cuestión de quien le instruya en tal o cual técnica sino de que, usted, no pierda su propio hilo conductor y cada día se sienta más independiente de los efectos de todo lo que impone, limita o te quiere conducir.
* Atención terapéutica y Enseñanza Holofractal al 3121948753