Resoluciona: Supervivencia y Trascendencia Humana
Supervivencia y Trascendencia Humana.
En el pensamiento determinista habitual creemos que si estamos enfocados en sobrevivir o en trascender depende de lo que “nos toque vivir”. Si nos amenazan queriendo robarnos es claro que el instinto de supervivencia hará todo lo que esté a su alcance para salir lo mejor librados de esta situación. Si logramos obtener el título añorado nos sentimos más de lo que éramos; trascendimos una situación asumiendo un nuevo estado de ser. Estos son dos casos extremos de lo que es estar en sobrevivencia y de lo que es estar en trascendencia, pero en el día a día lo habitual es adherirnos al pensamiento, sentimiento acción de actuar en estado de sobrevivencia.
En estado de sobrevivencia pasamos más del 90% durante el día (Joe Dispensa) lo que significa que estamos habituados a vivir en ansiedad y la calidad de nuestros pensamientos es muy pobre, no importa si uno estudió o no estudió en la vida, ya que es un problema de enfoque, de paradigma, de manera de ver y vernos en el despliegue de uno mismo en la vida social.
Hacemos funcionar en exceso la amígdala para producir situaciones de malestar.
Por eso cuando vemos en la literatura que nos equivocamos, que odiamos, que perdemos, que envidiamos, que somos mero capricho, todo esto lo justificamos aduciendo a…”es que así es la condición humana”…una parte cuando uno solo se aferra a la amígdala, a la dependencia, a lo que los demás, desde nuestro padres, iglesia, ciencia, política y economía nos dicen que se debe de aceptar.
¿Qué pasa con lo trascendente de la condición humana?
Enfocar nuestra vida hacia el potencial humano es aprender a cultivar estados de serenidad, de certeza y de alegría.
La serenidad ante la descalificación, la injuria, la protesta genera que uno sea capaz de manejar su funcionamiento hormonal para no responder reactiva, o tontamente, ante el estímulo externo-social de descrédito. Sino reaccionar desde el autocontrol o autorregulación personal, si es que uno está interesado en aprender a manejar su propia química personal.
La certeza, que no lo fe dogmática orquestada por intereses político-religiosos de control obsesivo de la sociedad, es desarrollar determinación y disciplina para manifestar lo que uno anhela respetando su propio sonido, su armonía, su palabra y así hacer cosas siendo diferente cada vez, o sea, mejor persona, más equilibrada, creativa y ecuánime.
La alegría como estado de ser de tipo contemplativo ya sea en meditación o en estados de admiración, de agradecimiento, de generosidad, de calidez, de inspiración, de sentirse feliz –felicidad radiante- sin la necesidad de algo externo particular nos conduce a estados de apertura, de sentirnos expansivos, radiantes para luego en acciones particulares crear contento y felicidad relativa o específica a una situación.
Pensamientos que refuerzan la sobrevivencia y pensamientos para trascender.
El estado de sobrevivir.
Aquí se formula ocupaciones de tipo preocupación; ansiedad, temor, emergencia de patrones del pasado no grato o que ya no es funcional:
¿Qué voy a comer si no se cocinar?
¡Cuánta maldad hay en este mundo, no vale la pena!
¿Le gustaré?
¿Se irá a fijar en mí?
¿Tendré capacidad para estudiar o yo no puedo?
Todos son iguales
Todas quieren lo mismo
¿Qué me pongo de ropa?
¿Estaré agusto en la fiesta?
¿Ya será hora de dormir?
¿Me puede pasar lo mismo?
¿Estaré bien de salud?
¿Por qué nada me sale bien?
Pensamientos enfocados desde el estado de trascendencia.
Su característica es partir del sentir-se agradecido por lo que ya se irá desplegando al orden social conforme de uso a mi lóbulo frontal para asegurarme de lo que anhelo manifestar en lo material pero que ya lo estoy haciendo en el orden mental y emocional donde las ondas cerebrales vibran a frecuencia muy alta por lo que si me sostengo en esta intención, atención, concentración irremediablemente lo haré, lo plasmaré socialmente:
¿Desde dónde percibo lo que veo?
¿Qué requiero aprender para sentirme potente, armónico, creativo?
¿Qué requiero deshacer de mí para cambiar mi persona?
¿Qué estados de conciencia puedo generar para sentirme mejor conmigo mismo y hacia los demás?
Cambiarme a mí mismo es ético, intentar cambiar al otro es imposición, pero si cambio ansiedad por admiración, gratitud, benevolencia entonces lo irradio en mi accionar hacia el otro sin imponerme pero ofreciendo, con mi trato radiante, más posibilidades para que el otro, si lo capta y le motiva, pueda mejorar su situación que empieza mejorando el sentirse bien desde su persona.
* Atención terapéutica al 3121948753