La abadía de Eloísa: Sembrando fragmentos de cotidianidad
SEMBRANDO FRAGMENTOS DE COTIDIANIDAD
De la exposición “La lectura del cine a través de la fotografía”
La semilla que toca la lente ejerce su magia sobre todo lo que esta alcanza de manera infinita,
- otra mirada es posible - desde que la gota de luz entra a través de la cámara, hasta que el obturador cumple con su labor, capturando un instante – la imagen - que se ha ido para no volver.
Fernando Oscar Martín, enamorado de un México que conoce y recrea a partir de las postales que ha convertido en suyas, teniendo como instrumento a su eterna compañera y cómplice de andanzas: la cámara. Sus ojos se han acostumbrado a ver de otras formas, a imaginar realidades y a hacerlas suyas apreciando la cotidianidad hasta volverla extraordinaria.
En esta ocasión el individuo ha generado comunidad y se ha convertido en guía de viaje, en maestro de otros, que como él vendrán a mostrar lo que su mirada inmortalice.
En este recuento de representaciones de una realidad que ya no existe más, sino en la memoria de aquellos que fueron partícipes de ella, se funden en un crisol de múltiples significaciones, la verdad y la subjetividad de aquel que la envuelve con su esencia y la convierte en lo que apreciamos.
La luz como protagonista fundamental, muestra diversas facetas de la riqueza y vastedad del patrimonio cultural inmaterial de nuestro estado.
Dos comunidades distintas: San Cristóbal Huichochitlán y San Antonio la Isla, sus talleres artesanales, sus mercados, su gente: diferencias que nos separan y que al mismo tiempo enriquecen nuestra historia, identidad y memoria.
El grupo ha sabido hacer suyo el respeto por los guardianes de las tradiciones y ha desarrollado el interés por promover y difundir más allá del secreto de la transmisión de generación en generación de las técnicas y conocimientos ancestrales relacionados con la danza, la música y la vestimenta ceremonial, construyendo escenarios capaces de expresar al mismo tiempo la certeza de la fugacidad y la magia de lo eterno, desvaneciendo de esta manera cualquier frontera espacio-temporal y llenando de esperanza la cotidiana convivencia, como una celebración a la existencia misma y a su eterno ciclo.
Estas imágenes son pues un portal, que posibilita nuestro acceso a un tiempo anterior en un presente que muestra la posibilidad del porvenir.
La cosecha será pura e ilimitada, tantas imágenes como miradas, tantos sueños como eternidades, tanto amor y tanta vida como risas que llenan los silencios inexistentes en las comunidades.
La semilla se ha sembrado, que el fruto sea bueno será responsabilidad de cada uno de los involucrados.