UN HOMBRE, UNA ORQUESTA Tercera parte
UN HOMBRE, UNA ORQUESTA Tercera parte
* Entrevista a Horacio Naranjo Garibay, Director de la Orquesta Colorado Naranjo
La versatilidad que tiene la Orquesta “Colorado Naranjo” es indubitable pues así como interpreta las bellas melodías que por ejemplo han dado fondo a muy famosas películas, de repente lo sacude a uno con un tango, saca a bailar a una multitud con muy movidas cumbias, asume la sonoridad de una banda sinaloense, toca con la alegría de un mariachi o interpreta “viejitas pero bonitas” canciones que hicieron época en los 60as o en los 70as y, basado en eso, le pregunto nuevamente a Horacio:
- Hace rato, mientras ustedes tocaban, los estuve observando y creí descubrir que tu orquesta, aunque con estilo propio, guarda ciertas semejanzas con las de Pablo Beltrán Ruiz y Ray Conniff. ¿Me equivoco?
Nueva sonrisa: “No, tienes razón. Sobre todo, con la de Pablo Beltrán Ruiz. Con la de Ray Conniff no tanto, porque aquélla tiene coros, y en ésta mi hermano Carlos y yo, tratamos de hacérselos también, y nos faltan las voces femeninas… Otra orquesta de la que hemos tomado algo, es de la del difunto maestro Luis Alcaraz. Tenía un gran estilo”.
- ¿Por qué tocan piezas tan variadas en una misma serie?
- Porque tratamos de acoplarnos al momento que estamos viviendo… Hay mucha gente que hasta me regaña porque toco, por ejemplo “la quebradita”, porque dicen que ésta no es una banda, es una orquesta. Y yo les digo que tenemos que tocar un poco de todo, porque si no, hablando francamente, no comemos.
- Hasta donde yo sé, tu orquesta forma parte ya muy íntima de las celebraciones charro-taurinas de Villa de Álvarez. ¿A qué se debe y desde cuándo comenzó a ocurrir?
- Nuestra orquesta forma parte de estas festividades desde varios años antes de que yo naciera, cuando mi padre ya venía a tocar al quiosco, al jardín… Los primeros bailes que hubo, él me platicaba la historia, fueron en el llamado Salón Verde de la Presidencia Municipal. Mi papá me dijo que, un día, viendo cómo se desarrollaban los ‘recibimientos’, se le ocurrió proponerle a un señor Centeno, hoy ya fallecido, del que no recuerdo su nombre, que por qué no organizaban un baile, con su orquesta en dicho salón, y que él le dijo que sí, y lo organizaron. Desde entonces, aunque no te puedo precisar la fecha, datan los bailes tradicionales, en los que, como distintivo, se les ponía a los bailadores un moñito en el pecho… De lo que sí yo ya me acuerdo, es que cuando tenía seis, siete u ocho años, ya iba con mi papá a La Villa, para ayudarle a cargar los instrumentos de la orquesta, pero tiempo atrás, como te dije, desde antes de que yo naciera, habían empezado los bailes en las fiestas de toros.
- Durante todo ese tiempo ¿ha habido alguna ocasión en que la orquesta no haya participado en los festejos?
- Estoy seguro que fue una sola vez. Sucedía que por ese tiempo nosotros no teníamos mercado fuera de Colima, de modo que cuando nos contrataban, y te lo digo francamente, se aprovechaban de nosotros y nos pagaban lo que querían. Ya después, cuando yo ya estaba al frente de la orquesta, en los tiempos del presidente [municipal] Antonio Cárdenas, que pese a todo siguió siendo mi amigo hasta su muerte, nos quisieron hacer lo mismo y yo no me dejé. No nos pusimos de acuerdo con la paga y no tocamos. Ese año vino a suplirnos la orquesta de Felipe Vázquez, una orquesta de Guadalajara que también venía a tocar en Cuyutlán, a la terraza del [hotel] Siete Mares, para la Semana Santa y Pascua. Fue la única vez.
- ¿Cómo te sientes por el hecho de que este casino lleve el nombre de la orquesta, que además es el tuyo?
- Es una cosa muy bonita, porque a pesar de la trayectoria tan difícil que hemos llevado, a pesar de lo difícil que nos ha sido sostener funcionando la orquesta, porque como sabes nunca hemos tenido un apoyo oficial más allá de nuestro trabajo, se nos reconoce y se nos contrata. Y casi lo mismo te puedo decir de otras partes de la república en donde, como te decía de La Paz, año con año nos llaman.
ab - Una pregunta final: ¿Si volvieras a nacer qué serías?
El hombre de la trompeta se detiene a reflexionar dos segundos. Luego, como quien ha afirmado una convicción fuertemente, ríe para decir:
“¡Músico! ¡Eso! Ya lo lleva uno adentro. Mi padre fue músico, tocaba la trompeta. Mi abuelo también fue músico, tocaba el cornetín. Y mi bisabuelo, estoy seguro, también fue músico. Eso volvería a ser. No cabe duda alguna. Ja, ja”.
* * *
Desde la fecha de esa entrevista hasta hoy han pasado 26 años y Horacio, quien nació el 24 de agosto de 1938, estaba por cumplir 82.
En el 2004 lo tuvieron que operar “a corazón abierto” y, aun cuando afortunadamente logró salir muy bien de la operación y volvió a tocar, debió pensar en su relevo. Pero no batalló para encontrarlo porque, desde niño también, su hijo Horacio Naranjo Macías, decidió seguir su ejemplo y enseñanzas.
Con el tiempo la salud del “Colorado” se fue debilitando más, dejó finalmente de dirigir la orquesta y, como lo tenía previsto, “Horacio el chico”, tomó la batuta hace alrededor de un lustro.
Y como la vida sigue, hoy puedo dar testimonio que sus nietos, Horacio y Miguel Naranjo Huerta, ya van encarrillados con el mismo rumbo. Y los vi muy sueltos, con ganas de modernizar la orquesta, unos minutos antes de que diera inicio su espectacular presentación en el más reciente festival “Sabora Fest” organizado por el Ayuntamiento de Colima.
Estos dos jóvenes músicos nacieron y crecieron, como lo hicieron su padre y su abuelo, viendo y oyendo los ensayos de la orquesta, y tuvieron la suerte de participar (el pasado 21 de febrero de 2020), en el baile conmemorativo con que se festejaron los primeros noventa años de que su abuelo, Carlos Naranjo Villalobos, la fundó.
Descansen en paz Horacio y don Carlos, y que sigan brillando los talentos musicales del hijo y los nietos.
Abelardo Ahumada Cronista Municipal de Colima.