Café exprés: Cubrebocas en días de Covid
Cubrebocas en días de Covid
He retomado, en estos días, una actividad que había dejado de hacer: Caminar por las mañanas y recorrer mi ciudad. Le digo mía aunque no haya nacido en ella porque así la siento, mía, compartida con muchos colimenses más, pero mía a final de cuentas.
El uso del cubrebocas entonces, en estos días de pandemia se hace inevitable, más cuando los casos en nuestro estado y país, como búlgaros, van en aumento de un día para el otro. Las autoridades que, dicho sea de paso, desde el gobierno federal han actuado extremadamente mal en medio de esto que nos aqueja a todos, parece que han doblado las manos y han dejado que la sociedad se cuide. Craso error.
La sociedad ha salido a la calle (entiendo que luego de una temporada de encierro sí, de encierro porque eso fue lo que sucedió) ha salido a tomar las calles vuelta y esto parece un caos que aumentará el número de contagios sin ton ni son.
Hay cubrebocas que lo asfixian a uno, otros menos complicados que permiten el paso del aire más o menos bien; mascarillas con las cuales ocultamos en cincuenta por ciento del rostro, aunque yo, con mis gafas oscuras, cubro la totalidad de la cara y más cuando le añado un pañuelo a la cabeza ocultando mis verdaderas intenciones que, no son otras sino salir a caminar por las mañanas, cuando la gente todavía duerme, claro, lo hago con un poco de miedo, los asaltos, los secuestros están a la orden del día, pero luego pienso… ¿quién podría secuestrar a un pobre universitario del que nadie da un peso? Entonces llego a mi casa, veo el facebook y me encuentro con la noticia y la respuesta; hay cientos de personas desaparecidas que se dedican a algo similar que yo, y me da miedo no regresar a mi casa, con mi familia, con mis hijos… que me esperan.
La actividad física es benéfica para el organismo, eso lo sabemos de sobra. Recorrer las calles en hora matutina (como lo he hecho en estas últimas semanas, cuando la gente aún duerme), me ha dado la posibilidad de ejercitar mi cuerpo, de oxigenar el cerebro, de resolver historias que han habitado mi mente por cierto tiempo, de conocer las ofertas del Oxxo, de ver a más gente que sale temprano a trabajar o a hacer esta misma actividad que hago yo (cada persona cargando a cuestas una historia bien diferente), me he dado cuenta que la economía no aguanta ninguna cuarentena y menos en este país donde vivimos al día y, lamentablemente, el gobierno no tiene un proyecto para salvaguardar los pequeños comercios ni los grandes, este gobierno parece que va para ningún lado, haciéndose bolas como desde el inicio de la administración, esta actividad me ha ayudado para olvidar, aunque sea por hora u hora y media, olvidarme de la salud que padece mi madre en estos momentos y que es delicada, muy delicada, también me ayuda para olvidar los problemas del trabajo y el exceso del mismo que se ha desatado en estos días.
Por otro lado esta pandemia sólo ha dejado ver una cosa, la nula acción y el poco criterio de los que gobiernan ahora el país y ha dejado al descubierto todo lo que ya sabemos, pero lo ha hecho más visible, las instituciones no cuentan con los recursos, el material y personal mínimo necesario para sobrevivir a una pandemia como la que estamos atravesando. Y eso que ya mero vamos a regresar a la actividad normal, esto será un completo caos.
El mi recorrido matutino a veces me pongo el cubrebocas, a veces me lo guardo en el bolsillo, porque uno suda, uno tiene que jalar aire y el cubrebocas a veces impide esta actividad, veo, sin embargo, que miles deambulan sin el mínimo de protección, sin la sana distancia, veo las filas interminables en los bancos (quienes, por supuesto, también están rebasados y su servicio es pésimo), veo que la gente escupe en la calle, casi casi te estornuda por un lado y me doy cuenta que, como sociedad, tampoco estamos preparados, llevo mi cubrebocas en la bolsa y a veces lo uso, a veces, cuando tengo que jalar aire porque camino a paso acelerado me lo quito, cuando ya casi voy a llegar a mi lugar de destino, me lo quito, cuando lo siento muy mojado de sudor, me lo quito, pero llevo mi cubrebocas en la bolsa porque esa, esa es ahora mi… nuestra nueva realidad…
Por cierto, hay una promoción de cerveza de Trigo (nueva) en el modelorama de Avenida de Los Maestros, de todo esto me he dado cuenta ahora que he retomado esta actividad de caminar…