A través de Antología Personal, Carlos Montemayor es posible acercarse a las distintas versiones del escritor

*Hugo Esteve Díaz presentó en la FIL Monterrey la obra editada por la UAM

María Teresa Cedillo Nolasco

“Acercarse al maestro Carlos Montemayor es acercarse a distintos Carlos: es aproximarse al narrador, al periodista, al abogado, al profesor, al cuentista, al novelista, al ensayista, al activista social, al traductor, al políglota, al cantante de ópera y al poeta”, expresó el escritor y analista político Hugo Esteve Díaz, durante la presentación en la Feria Internacional del Libro Monterrey de Antología personal, Carlos Montemayor, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En sus comentarios a esta selección de obra del escritor chihuahuense, el autor de Los años de plomo dijo que su acercamiento con Montemayor fue primero con el novelista a partir de “esa magnífica obra llamada Guerra en el paraíso”, una de las muy pocas novelas que han servido como fuente para la investigación, la crónica y el ensayo sobre el movimiento guerrillero alzado en el estado de Guerrero durante la década de los 60 del siglo pasado.

Sin embargo, “tras un tímido acercamiento al Carlos poeta, se puede percibir de inmediato el sentido franco, descarnado y transformador de sus versos” y es a partir de Las armas del viento –su obra poética primigenia– en donde “uno encuentra ya los vestigios del compromiso social y literario que distinguirá la narrativa del ensayista, cuentista y novelista”, apuntó el especialista en ciencia política y autor de Los movimientos sociales urbanos.

Agregó que son precisamente las odas que componen Las armas del viento, las que asientan los cimientos y edifican al futuro Carlos narrador, que con madurez y compromiso rescatará del olvido las luchas sociales de los campesinos, de los mineros, de los maestros y de guerrilleros como Arturo Gámiz y Lucio Cabañas.

En el poemario de Carlos, sin embargo, “no se encuentra la reminiscencia plañidera, ni la remembranza idílica, ni mucho menos la denuncia panfletera, porque las evocaciones que presenta el autor son como las nuestras, como los montes, las sierras, los ríos, las calles, las casas”.

Con esta Antología personal “confirmamos que su palabra perenne se mantendrá”, señaló citando a Montemayor, como un eco que conforta a “aquellos que no quieren olvidar lo que siempre amaron”.

En esta presentación también participó el poeta y promotor cultural Armando Alanís, quien recordó que a finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado llegaron a Monterrey dos revistas editadas en la Ciudad de México que eran Tierra adentro y Casa del Tiempo “y amablemente los empleados de la Librería de Cristal llamaban a mi casa para informarme que los tesoros habían llegado. Años después me enteré que Carlos Montemayor era uno de los editores de la revista Casa del Tiempo”.

Indicó que al autor de Finisterra siempre se le identificó conectado con la tradición y las luchas sociales en México, pero en la poesía “el combate y el compromiso con la causa, lo ejercía desde la ternura”.

Luego de leer el poema Encuentro, explicó que en su poesía el autor pide “aprehender el canto de la dulzura e invoca la presencia de las rocas o la compañía de alguien para estar acorde con todo”.

Añadió que siempre existe la disyuntiva de cómo explicarnos al poeta, cómo traducirlo, definirlo, averiguarlo, “y creo que de las cosas difíciles, ésta es de las más fáciles: leyéndolo, simplemente, porque cada autor, cada poeta, es una definición de la poesía”.