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Al Robot: Cerebro de Computadora

Por Edgar Tercero.

Cerebro de Computadora


¿Has escuchado que el cerebro humano es como una computadora? Solemos hacer una comparación parecida, porque nuestro cerebro podría ser como un disco duro que guarda recuerdos, datos que posteriormente utilizamos cuando se presenta alguna situación. Realizamos operaciones matemáticas, expresamos ideas, hacemos que el cuerpo se mueva, sin embargo, pudiera ser que esta aseveración no sea del todo correcta.


Por ello surge todas las teorías que hemos escuchado sobre que las computadoras dominarán la tierra sustituyendo al humano, existen tantas series y películas que abordan el tema que ya parece que es un hecho, que las computadoras nos sustituirá. Aún así debo sostener que las máquinas están evolucionando, pero no tienen la capacidad de superar al ser humano, sobre todo porque mejoramos en ciertas actividades gracias a las computadoras, al menos aquellos que tienen la disponibilidad de aprender y hacer mancuerna con ellas, aunque en la realidad vivimos rodeados de sistemas que nos permiten tomar decisiones aunque no lo parezca así a primera vista.


Pero regresando al cerebro humano y esta analogía de que se parece a una computadora, o al cerebro de la misma que podríamos llamar así al CPU o la Unidad Central de Procesamiento. Este es un concepto que se tiene desde hace unos 50 años, con el surgimiento de las computadoras digitales, pero nada más apartado de la realidad, pero déjenme explicar un poco más, dado que hace tiempo encontré una excelente reflexión al respecto explicad por el físico Michio Kaku:


“El cerebro no cuenta con un sistema operativo, no tiene un código de programación, no tiene subrutinas, no tiene algo que lo haga aparentar como tal, solo tiene actividad neuronal”


Después de varios años, avance tecnológicos y estudios del cerebro, nos hemos dado cuenta que el cerebro es una conexión de patrones en una red neuronal, una máquina que aprende, rebobina de tal forma que olvida concepto erróneos y acepta la nueva interpretación. Lo aprendido después de la experimentación permite adquirir un nuevo conocimiento, que elimina el anterior para adecuarse a la situación actual, basada en hechos recientes que permiten actuar acorde a la situación.


Veamos a una computadora, a la cual instalamos un programa o aplicación nuevo, inclusive le cambiamos el sistema operativo, le ponemos un CPU más rápido, subimos la cantidad de memoria, entre otro hardware, con eso bastará ¿Para que la computadora sea más inteligente que ayer?


Tal vez sea más rápida, procese mayor cantidad de datos, podamos realizar varias actividades, pero aún no podrá tomar decisiones sobre cambiar los problemas de clima, acabar con la pobreza, aumentar las ventas, si es que no tiene el programa adecuado, o la cantidad de datos suficientes, por lo tanto, la computadora aún no iguala al cerebro humano.


Pero hemos avanzado bastante al tratar de emular a las neuronas que forman parte del cerebro humano, inclusive utilizar redes neuronales para simular el aprendizaje humano, lo que resulta interesante, porque estamos llegando a tener sistemas de los cuales no sabemos como aprenden, casi como no comprendemos en su totalidad como el cerebro humano se vuelve inteligente cada vez que aprende algo nuevo.



Corría la década del 50 al 60 cuando Rosenblant creo el perceptrón, la que podríamos llamar la primera neurona artificial, basado en el sistema neuronal humano. Debemos recordar que el mundo digital que conocemos actualmente se trata de simular el mundo físico en el que vivimos, tratamos de hacer una réplica de lo que conocemos para facilitar tareas futuras.


Esto nos permite seguir aprendiendo con base a la experimentación complementando nuestro razonamiento de como es que nuestro mundo físico funciona. Gracias a nuestro sistema neuronal somos capaces de reconocer el mundo físico, identificar rostros, accionar al momento de sentirnos en peligro o amenazados, tener respuestas automáticas ante ciertas acciones de nuestro ambiente.


Aprendemos a ejecutar acciones, ya sea por un deporte que estamos aprendiendo, algún trabajo que desempeñamos, corregimos comportamientos propios y de extraños, porque recordamos cuando algo nos causo un beneficio o posible daño, por lo tanto tendemos a repetir uno y evitamos el otro.


Hoy las redes neuronales artificiales se encuentran tan cerca de nosotros como la palma de nuestras manos. Al hacer alguna búsqueda de alguna persona en Facebook, Instagram o Netflix, inclusive cuando Google te presenta alguna publicidad, las redes neuronales están actuando, aprendiendo de tus comportamientos.


Y esto forma parte de la inteligencia artificial de la que más me ha gustado platicar en mis artículos, si recuerdas bien, me refiero al aprendizaje automático, para lo cual se requiere inicialmente de una gran cantidad de datos, los cuales la humanidad ofrece gratuitamente cada vez que interactúa con alguna de estas aplicaciones que se encuentra en su teléfono celular.


Esto no significa que las redes neuronales son iguales a todas nuestras neuronas, pero si cuentan con una especie de sensores que son alimentados con estímulos del exterior, asociando parámetros, dando pesos fortaleciendo la capacidad para inferir las decisiones que el humano puede tomar con base a las experiencias y satisfacciones experimentadas.


Por lo tanto, seguimos simulando el mundo físico, pero como lo he expresado en varias ocasiones, se trata de una simulación, más no la realidad completa, así que no debemos asustarnos de que nuestra sustitución ocurrirá pronto, porque aún tenemos que comprender algunos aspectos de nuestro mundo físico, al menos en un aspecto general para poder confiar en que las máquinas que aprendan solas ofrecerán la mejor opción, porque así como nosotros seguimos aprendiendo, las máquinas solo interpretan lo poco que hemos podido razonar nosotros mismos del ambiente que nos rodea.


Así como existen neuronas que nos permiten interpretar lo que ven los ojos, lo que escuchamos por los oídos, así como lo que olfateamos, podríamos hablar que existen algoritmos que ya están trabajando en simular cada uno de esos aspectos, lo que esta permitiendo la creación de vehículos autónomos, reconocimiento de identidades, proteger contra posibles terremotos o contaminantes que afecten nuestra salud.

Se están utilizando en medicina para predecir posibles problemas de cáncer, así como otros padecimientos futuros, con tan solo comparar contra millones de muestras, síntomas, niveles en la sangre, logrando ser un gran aliado para que los médicos puedan diagnosticar a sus pacientes.

Estos avances son increíbles, pero debemos seguir explorando, eliminando errores hasta que la máquina se vuelva más confiable. Así que por el momento no podríamos decir que nuestro cerebro se parece a una computadora, porque es un sistema tan complejo que replicarlo se vuelve una tarea titánica.

“¿Qué te asegura que eres consciente y no vives en una simulación?”

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