Al Robot: ¿Contraproducente?
Por Edgar Tercero.
¿Contraproducente?
Todos nos sorprendemos de lo poderoso que son los celulares, la posibilidad de portar fotos, canciones, videos, contactos, cambiar de dispositivos y conservar la información sin tener que pasarla de un lugar a otro. También es increíble poder interactuar con la inteligencia artificial que posee para tomar notas, hacer llamadas o inclusive generar información para facilitar la creación de tareas.
Sin embargo, pocos se han dado cuenta que para que la nube, así como la inteligencia artificial funcionen, se requiere de una gran infraestructura detrás de las mismas, algo que nadie ve pero da por hecho que existe. Como la luz dentro de una casa, que nadie se percata de su necesidad hasta que se va, y la incapacidad que tenemos para poder generarla por nuestra cuenta, dependiendo de una compañía especializada para lo mismo.
Tampoco nos preguntamos cómo le hacen los supermercados para traernos frutas, verduras, carnes y todos los artículos que encontramos en ellos. Nos está pasando lo mismo con las tecnologías actuales, a tal grado que un ChatGPT podría hacer la tarea de los alumnos, evitando así que piensen por ellos mismos. Pero que pasa si el internet se les apaga, o simplemente la energía, sistemas son tan caros que no podamos acceder a ellos, porque justo esto último no es un solo costo energético, también existen implicaciones para nuestro planeta.
Me agrada utilizar la tecnología como herramienta para trabajar, facilita mis tareas, me permite tomar decisiones más rápido, pero delegarle toda la responsabilidad me parece de momento contraproducente, porque evitamos el pensar más, dependiendo de una máquina para que tome decisiones por nosotros, que a la larga evitará en el caso de los estudiantes que aprendan, volviéndolos cada vez más dependientes del mundo digital, o de aquellos que han programado a las inteligencias artificiales para su propio beneficio.
Al final esto es decisión de cada uno de los usuarios, y tendríamos que hacer todo un artículo, inclusive un libro de terror al respecto, que considero sería un gran éxito como las historias de zombies. Pero por ahora me gustaría platicar de las implicaciones ecológicas que trae el uso de herramientas como inteligencia artificial, la nube y por supuesto las criptomonedas, en concreto el blockchain en esta última.
Para lograr obtener todo este poder en dispositivos pequeños como celulares o relojes requiere una gran cantidad de poder de cómputo y electricidad. Y a medida que el mercado del internet de las cosas y otras tecnologías Web3 continúan expandiéndose, el impacto ambiental de tecnologías como blockchain ha ido en aumento, lo mismo aplica para inteligencias artificiales que requieren de millones de datos procesados.
El incentivo para crear complejos llenos de servidores es alto. Al grado de consumir cientos de megavatios por hora de electricidad cada año, una cantidad equivalente a lo que llega a consumir un solo país (depende el tamaño, pero imaginemos la proporción de lo que se gasta en almacenamiento, minería de datos entre otras tantas tareas que realizan las super computadoras). Producir tanta energía emite aproximadamente 65 megatones de dióxido de carbono a la atmósfera anualmente.
Pero a medida que la sed de la sociedad por las tecnologías continúa creciendo, la industria deberá encontrar formas de ser más sostenible, para que la nueva tecnología no retrase nuestros esfuerzos para combatir el cambio climático.
Recordando que toda tecnología tiene un límite, la capacidad para hacer más pequeños a los transistores esta llegando a un punto inamovible. Por lo que se opta por otro tipo de circuitos, o contar con energías renovables para llevar a cabo estas actividades, además de que veamos lo que las computadoras cuánticas serán capaces de realizar, bajo el coste energético o de contaminación que producirán.
Una computadora cuántica es una máquina que usa las leyes de la teoría cuántica para resolver problemas complicados por la ley de Moore (la cantidad de transistores en un circuito integrado denso se duplica cada dos años). Un ejemplo es factorizar números grandes. Las computadoras tradicionales están limitadas a circuitos lógicos con varias decenas de transistores, mientras que la cantidad de transistores en un procesador cuántico puede ser del orden de uno a dos millones. Es decir, estas computadoras tendrán un poder exponencial, resolviendo problemas que la computación tradicional ni siquiera puede identificar o crear soluciones.
Habrá que observar que tipos de materiales se emplearán, así como el consumo energético de las mismas, igual para cuando sea una realidad la misma computadora podría encontrar una solución, como lo hace en la actualidad la encriptación de blockchain.
Una forma alternativa para los centros de data, minería de datos o criptomonedas que permita sea más sostenible utilizar energía solar y otras fuentes de energía verde.
Incentivar el uso de energías verdes podría ser de gran ayuda para evitar una mayor contaminación con hidrocarburos.
Aunque la energía renovable puede ser difícil de almacenar, algunas naciones tienen una clara ventaja. Por ejemplo, el suministro de energía de Paraguay se basa casi en un 100% en fuentes hidroeléctricas. Migrar estos sistemas a este país dejaría una huella de carbono más baja que en las naciones que dependen de los combustibles fósiles.
Esto podría traer una gran ventaja para países latinoamericanos que no dependen enteramente de dichos combustibles, porque habrá la oportunidad de generar nuevas oportunidades, no solo para las empresas, sino que traería fuentes de trabajo para más personas. Diversificando la forma de generar energía, racionando el uso de combustibles fósiles que se relegarían a otras funciones donde su consumo no sea tan perjudicial, pero permitiera una segunda fuente de ingresos constantes.
Los seres humanos se han vuelto adictos al mundo digital, pídanle a sus jóvenes no utilizar su dispositivo celular, alguna red social o simplemente chatear con sus amigos, pudiera darse el caso de un colapso así, que nos regresaría a la edad de piedra o nos las ingeniaríamos para sacar provecho a lo que tenemos, sin embargo, para ello hay que seguir experimentando por cuenta propia, aprendiendo sin dejar que las inteligencias artificiales piensen por nosotros.
“¿Qué harías en un día sin Google?”
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