Al Robot: El problema de la automatización
Por Edgar Tercero.
El problema de la automatización
La dependencia de dispositivos digitales es cada vez mayor, a veces creo que conforme avanzan las generaciones de humanos estamos percibiendo el mundo de una manera más abstracta. Es asombroso que los humanos hayan construido pirámides tan increíbles, que asombran a los arquitectos modernos, pero que no seamos capaces de reproducirlas hoy en día, lo mismo paso con los increíbles acueductos romanos, difícil de replicar en la actualidad. Estamos hundidos en la inmediatez, que ya olvidamos cosas que hicimos durante el día, no recordamos nombres, eventos o que actividades son prioridad, sin tener que consultar nuestros celulares.
Vivimos tan metidos en el mundo digital que olvidamos que existe un mundo real, tangible y que podemos explorar también. Pero no debemos culpar a la tecnología por ello, porque al final es algo que hemos creado nosotros mismos, inclusive damos libremente nuestros datos para fomentar nuestra holgazanería, mejor le preguntamos a una máquina que sigue en la agenda, saber sobre el clima, qué significa metaverso, entre otras muchas cosas, y no cuestionamos sus respuestas, al contrario, las alabamos. ¿Pero que pasaría si la máquina no esta diciendo la verdad? ¿Aún así le creeríamos porque ignoramos el dato?
Pasamos de una página a otra, de un vídeo a otro, lo hacemos en un instante, a tal grado que nos perdemos por horas viviendo breves momentos. El poder de concentración disminuye, y queremos estimulo constante, hasta nos dormimos con el celular o Tablet a un lado, sin dejar reposar por completo al cerebro, inclusive hay quien busca remedios terapéuticos que deja toda la noche para sanarse.
En el trabajo ya no se graban los nombres de las personas, tienen que revisar el correo para conocer los nombres y apellidos, saber de que región son, o de que empresa pertenecen. No importa si se pasan meses trabajando con el mismo equipo, ya nadie se acuerda de quien hizo que cosa. Los empleados se llenan de correos, que nunca terminan de leer, pero les molesta que les recuerden cuando les enviaron algún acuerdo plasmado en minuta o algún cronograma. Los clientes ya no saben como pedir las cosas, quieren que los “expertos” les sugieran que hacer, porque ya no se toman la molestia por pensar y analizar su situación, pero si exigen que un tercero les resuelva la vida, sin darle un contexto de como se encuentra su empresa.
Pedir sin saber, es un gran peligro, porque mañana no van a saber como utilizar lo que pidieron, por más manuales que se entreguen, jamás sabrán como operar las herramientas, porque no se tomaron el tiempo de estudiarlo cuando debían. Entonces las empresas se llenan de cajas, pero no saben como utilizarlas, se vuelven dependientes, pero no le dan las tareas a su equipo para analizar y estudiar todo lo que se ha implementado. Otra vez el gran problema de querer atender todo, multitasking, lo que vuelve lentas a las personas, además de que se cometen más errores. Cuando todo urge, realmente nada importa porque todo tiene el mismo valor.
De nada sirve tener zeta bytes de datos, sino sabemos leerlos, estudiarlos, trabajarlos para agregar valor. Se crean máquinas para que puedan descifrarlos por nosotros, pero estas no tienen la sensibilidad necesaria aún para lograrlo. Esto pone en gran ventaja a las grandes empresas de tecnología, que recaban la información y le dan el propósito que les de mayor beneficio. Inclusive si pusiéramos a todas estas empresas en el mapa, nos daríamos cuenta de que cubren diferentes países del globo, inclusive me atrevería a decir que la próxima potencia no será un país, sino una de estas empresas.
Se que suena a ciencia ficción, pero ¿Se imaginan poder viajar desde la sala de su casa o alguna agencia de viajes, utilizando únicamente unos lentes?
En el metaverso, podremos teletransportarnos a lugares de todo el planeta y experimentar en cualquier lugar en tiempo real. Estos avances cambiarán por completo nuestra relación con los viajes, ya que reducirán la cantidad de tiempo que pasamos esperando en los andenes de los trenes, parados en las filas de seguridad o preocupándonos por perder autobuses.
Empresas como estas ofrecen recorridos inmersivos y experiencias de viajes virtuales de todo tipo. Aquí hay algunas otras formas en que la realidad virtual transformará los viajes en el metaverso:
Experiencias de realidad virtual “pruebe antes de comprar”. Las experiencias inmersivas como Travel World VR permiten a los viajeros probar alojamientos y destinos antes de reservar boletos en el mundo real. Este tipo de experiencias supondrá un gran impulso de marketing para las marcas hoteleras, las agencias de viajes, los complejos y los operadores turísticos.
Reserva de viajes en realidad virtual. Algunos agentes y hoteles alientan a sus clientes a reservar viajes o estadías en hoteles en el mundo de la realidad virtual a través de plataformas como Amadeus Navitaire y SkyNav, en lugar de hacer clic con el ratón o tocar una pantalla.
Mejor servicio al cliente. Las marcas pueden mejorar su reputación e interactuar con los clientes de innumerables formas en el metaverso. Los visitantes e invitados podrán comprar recuerdos, reservar vuelos a casa, hacer preguntas sobre el servicio de habitaciones o utilizar los servicios de conserjería, todo en un entorno de realidad virtual.
Entretenimiento en vuelo. Imagine poder romper con la monotonía y el aburrimiento de un vuelo de larga distancia poniéndose un visor de realidad virtual y entrando en el metaverso. Las experiencias inmersivas no solo pueden ser entretenidas en vuelos o viajes en tren, sino que también pueden aliviar la ansiedad.
¿Quién es el dueño del metaverso? ¿Seremos solo usuarios mientras otros crean las maravillas? El usuario se ha convertido en un dato más, que servirá para engrosar los bolsillos de alguien más, o trabajará para ellos esperando algún día tener el suficiente dinero y vivir la experiencia que otros han creado para ellos sin consultarlos directamente, porque el dato ya lo obtuvieron de las redes sociales, videojuegos o simplemente por el uso de correo corporativo, sesiones virtuales, o al utilizar las herramientas comunes de oficina.
Es por lo que dentro de la gobernabilidad de los datos debe existir una triple restricción: en primer lugar, que no se está infringiendo alguna ley, en segundo lugar, que se está actuando con ética, y tercero, que no se va a dañar la confianza que la gente deposita en las empresas.
También se debe tener en cuenta el impacto que la tecnología tendrá en la vida humana. Actualmente se debate acaloradamente si la IA conducirá o no a una pérdida o ganancia neta de empleos humanos, y el Foro Económico Mundial predice que 85 millones de roles humanos podrían ser redundantes debido a la tecnología para 2025. Sin embargo, también dice que se podrían crear hasta 97 millones de nuevos empleos, ya sea debido a la necesidad de que los humanos creen la tecnología, trabajen junto con ella o simplemente hagan las cosas que las máquinas aún no pueden hacer.
El futuro se ve maravilloso, con información útil a la mano, pero eso no nos excluye que debamos aprender cómo funciona, sin importar la profesión que se tenga, y no estar esperando que alguien más lo resuelva por nosotros, es nuestro deber conocer con lo que vamos a tratar, de lo contrario solo nos llenaremos de cosas que jamás utilizaremos, pero que siguen acumulándose, aumentando el riesgo de ser tomados por alguien más para obtener un beneficio.
¿Serás un usuario más?
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