Ágora: Un comentario personal en torno a la importancia de aprender a poner límites
Un comentaUn comentario personal en torno a la importancia de aprender a poner límites.
Por: Emanuel del Toro.
Aprender a poner límites, es sin duda, uno de los temas más definitorios de la vida de cualquiera. Nuestra calidad de vida está en íntima relación con nuestra capacidad de poner límites. En ese sentido, difícilmente hay una única respuesta a semejante dilema, y es de ese modo, porque los límites que cada cual decide o no establecer, están en buena medida condicionados y/o atravesados por nuestros valores, principios y experiencias de vida.
Es un hecho que existen muchos modos de resolver los dilemas de nuestro día a día, pero todos y cada uno de los modos que se nos ocurran, dependerán del modo en el que se nos enseñó a pensar el mundo. En todo caso, lo fundamental estará siempre, en tener la congruencia personal de sabernos escuchar a nosotros mismos, y tener el valor de actuar en consecuencia para autoprotegernos, si sentimos que el trato que recibimos de otros, –se trate de quien se trate, lo mismo da si son amigos, parientes, relaciones de pareja o incluso de trabajo y/o conocidos–, ahí donde se llega a dar algo que compromete nuestro manera de pensar o vivir, es preciso aprender a escucharnos y actuar priorizándonos.
Cuando ser amables y/o empáticos o condescendientes con otros, ponga en predicamento cuestiones esenciales de nuestro modo de vivir o pensar, mejor es apostar por ser fieles a nosotros mismos y alejarnos de aquellos que por los motivos que sean, nos roban la paz. Que si, que a veces dudamos de cuáles y/o qué tipo de límites establecer, lo mismo porque no sabemos lo que queremos, –o dudamos a más no poder–, que porque creemos que poner límites nos hace sentir culpables, de acuerdo. Dilemas del estilo, son comunes a todos.
Sin embargo, es preciso aprender a poner límites cuando toca, y no terminar poniéndolos cuando nos sintamos al límite. De ese modo, si aprendemos a establecer límites desde un primer momento, y no hasta que nos sentimos angustiados y/o conflictuados, mayores serán nuestras posibilidades de hacerlo con claridad, y por sobretodo, sin comprometer nuestra tranquilidad personal.
En ese sentido, un modo especialmente útil o práctico de poner límites, se relaciona con tener la inteligencia de usar nuestra propia experiencia a nuestro favor. Esto es, hacernos conscientes de que las experiencias más complicadas y/o desagradables de nuestras vidas, habrán valido la pena, en la medida que su recuerdo nos sirva para no volverlas a repetir. Esto es, utilizar nuestra propia experiencia de vida, como una herramienta para autoprotegernos, teniendo la sensibilidad de escucharnos a nosotros mismos para actuar en consecuencia.
Ahí donde veamos que se replican escenarios y/o circunstancias que nos lleven al límite o comprometan nuestros valores o modos de pensar, tengamos la fortaleza y sobretodo la congruencia personal de apostar por autoprotegernos, priorizándonos sin sentirnos mal por hacerlo. Porque será eso, o vernos repetir o tropezar con escenarios innecesariamente desgastantes, no hay de hecho, nada más cansado o desgastante, que ir por la vida defendiendo nuestro derecho a ser nosotros mismos, ahí donde lo que nos importa se infravalora o no se tiene en cuenta. Ahora que bien, si aprender a poner límites puede resultar tan importante y/o necesario, lo es, porque en la medida que aprendemos a hacerlo, nos volvemos más capaces de vivir con congruencia y plenitud.
En ese sentido, en el terreno de lo práctico, para aprender a poner límites, es preciso; primero, aprender a identificar nuestros límites, esto es, darnos cuenta de qué es lo que nos conflictua, y/o el por qué es que nos conflictua; segundo, es necesario aprender a expresar con claridad nuestros límites, es decir, a verbalizar nuestros referentes y/o en su defecto los conflictos resultantes de no respetarlos, cuestión que resulta útil, tanto a título personal, como frente a aquellos con los que nos relacionamos; tercero, es necesario aprender a establecer límites sin sentirnos culpables; esto es. hacernos conscientes de que autoprotegernos no sólo es legítimo, sino además necesario y personalmente útil; asimismo es importante aprender a mantenernos firmes, es decir a no dudar de nosotros mismos, hasta el punto de volvernos incapaces de decidir o confiar en lo que decidimos.
Sólo en ese modo es que seremos capaces de vivir con total y absoluta correspondencia a nuestros valores y/o referentes; eso y no otra cosa es lo que ser fieles a nosotros mismos significa. Porque será eso, o callar y terminar aprendiendo a normalizar, que dejar que otros hagan con nosotros lo que les da la gana, –aun si no lo hacen de forma deliberada y/o de mala fe–, es operativamente útil o necesario. Cuando no hay en realidad, nada más inconveniente e innecesario, que aprender a silenciarnos cuando algo no nos parece o nos incomoda.
Luego entonces, es preciso ser audaces y tener el valor de defender lo que nos importa, para evitar que terminemos haciendo y/o viviendo cosas que no tengamos realmente ganas de atravesar, porque de otro modo corremos el riesgo de permanecer en conflicto con nosotros mismos. Lo que trae aparejado todo tipo de consecuencias, que nos guste o no, terminan impactando la totalidad de nuestras vidas. Porque vaya si es asombroso el modo en el que la incomodidad se expresa en nuestro mundo interior, se la nota en nuestro estado de ánimo, lo mismo que en nuestro cuerpo, ni que decir de la claridad con la que somos o no capaces de decidir una cosa o la otra; porque repito: la calidad de nuestra vida se encuentra en íntima relación con nuestra capacidad de aprender a poner límites.
De ahí el valor de aprender a reconocer nuestros límites, así como de expresarlos cuando toca, para siempre apostar por ser fieles a nosotros mismos. Que si, que establecer límites puede ser difícil y/o muy incómodo, sobre todo cuando no se está acostumbrado a hacerlo, de acuerdo. Pero como se escucha que se dice en la calle: más vale un rato colorado, que mil descoloridos. Seamos pues, valientes y observadores, pero además congruentes, para aprender a normalizar el más importante de todos los principios de vida, el de autoprotegernos como absoluto celo, otorgándonos el valor de privilegio que verdaderamente nos corresponderio personal en torno a la importancia de aprender a
Comments